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¡Es lo que es! ¿Por qué siempre queremos cambiar la realidad? Por Lic. Elizabeth Suárez.

“La ficción salva, la realidad mata. Pero necesitamos ambas para vivir, el ser humano es una de las especies de nuestro hermoso planeta que más genera cambios y el que menos los acepta, deseamos y sufrimos porque las cosas no son como nuestra imaginación, fantasía o sueños quieren, y entonces disfrazamos esa realidad que no nos satisface para mostrarla a los demás como suponemos que así nos valorarán, perteneceremos o incluso algo más “maquiavélico” nos envidiarán.



“Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira “. Metáfora que nos aporta la imagen plástica del esquivo concepto de “representación de la realidad”. Con el bien entendido que ese cristal nos equivoca, nos puede engañar, empañar la realidad con su propio color en lugar de representarla tal cual ella se presenta. Con diferentes cristales empañamos la realidad proyectando lo propio sobre ella. Esta es la manera en que desde sus orígenes el ser humano ha tenido la tendencia de representar la realidad impregnándola de sus propias vivencias.


La máxima expresión de este comportamiento esta encarnada en el pensamiento mágico-animista en donde le legamos la responsabilidad de las consecuencias de nuestros actos y de nuestras decisiones a imágenes, objetos, intangibles, para poder evadir nuestra realidad, si otra vez, no es como la deseamos.


Ahora bien, porque “disfrazamos” o queremos cambiar nuestra realidad, Bleichmar nos pone

sobre la mesa el argumento: “Así pues, al igual que la fantasía del paraíso perdido surge a partir de un sufrimiento en el presente, el desarrollo del duelo patológico implica una constante reconstrucción del recuerdo del objeto (la persona objeto de amor), atribuyéndole aspectos que antes no se sentía que tenía. La infelicidad presente, sea cual sea su causa, crea el anhelo de un tiempo y un objeto (de amor) que se idealizan progresivamente...” Por lo tanto nunca mejor dicho “Tiempo pasado fue mejor” en todos sus contextos, una época, la música, la cultura, la moda, los negocios, la educación…. Simple, anhelamos todo aquello que ya no es, idealizando un pasado que tampoco supimos disfrutar por estar pensando y de nuevo anhelando lo que no tenemos, el futuro, y por lo tanto sufrimos el presente, y como en realidad no nos gusta sufrir (bueno a algunos sí) dibujamos o pintamos nuestra realidad hacia el exterior como quisiéramos que fuera, esto nos lleva a problemas psicológicos, adaptativos y de comportamiento, ya que hacemos un gran esfuerzo para poder aparentar aquello que deseamos, pero a la vez nos llena de angustias, miedos, y desesperación porque pocas veces logramos nuestros sueños porque no trabajamos por

ellos, estamos inmersos en la fantasía de lo que podría ser y no en lo que realmente tengo.


Nuestra realidad hoy, es lo que es, y ahora nos vemos “obligados” a asumirla, nos enfrentamos con ella de manera torpe, agresiva, miedosa, anhelante, la mayoría de los seres humanos vivos hoy, nunca habían enfrentado una pandemia, el cambio abrupto de su realidad, el miedo a un contagio, usos de normas y reglas impuestas y autoimpuestas para preservar la salud, por lo tanto añoramos lo que teníamos meses atrás, cuando en ese momento deseábamos, poder estar en casa, trabajar en casa, disfrutar a la familia, tener “tiempo” ahora que disponemos de ello y nos sentimos incapaces de afrontar esa realidad, y buscamos los medios para “tratar” de cambiarla, algunos saltándose las normas, dudando de todo lo que se dice, creyendo en productos milagro, ¡haciendo como si no pasara nada!


Y está pasando, las empresas han cambiado su forma de trabajar, las familias han tenido que modificar sus rutinas, sus horarios y a veces hasta los roles, hay personas enfermas, y muchos han muerto, no podemos hacer cosas tan sencillas como ir y venir, trabajar como lo hacíamos antes, reunirnos, compartir, abrazarnos, pertenecer porque cada uno está aislado en su propia isla, esto nos lleva a ver cada vez más a personas que les sobrepasa y

manifiestan síntomas preocupantes de su salud psíquica, y que requieren atención, porque de nuevo, alteramos nuestra realidad, siendo fatalistas.


La invitación es, ¡Siéntate con tu mejor amigo: TÚ!, y ve hacia adentro, que es lo que sí tienes, con qué cosas, personas y situaciones hoy te sientes cómodo y con cuáles no, para entonces sí mejorarlas, acéptate en tu realidad y entonces podrás disfrutar de tu presente sin añorar el pasado y anhelar el futuro.


“No fabriques fantasías, cuando quieras realidades” Odin Dupeyron.

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