La pandemia nos ha mostrado la necesidad de equilibrar dos fuerzas diferentes, pero posiblemente complementarias: alta tecnología y alto contacto, o reuniones virtuales y reuniones cara a cara. Después de Covid-19, ambas fuerzas estarán en juego simultáneamente. Estamos experimentando cómo la alta tecnología ofrece una gama de soluciones virtuales para las interacciones humanas. Sin embargo, al mismo tiempo, también sentimos que la falta de interacciones en persona afecta la energía, la creatividad y la capacidad de una organización para resolver problemas y romper las formas habituales de pensamiento.
El futuro no será una o la otra. Será ambos y: aunque habrá más interacciones virtuales y menos interacciones en persona, el resultado exigido de las reuniones en persona después de Covid será mayor de lo que se esperaba antes. La densidad de atención debe ser alta, y habrá un código de conducta que enfatice que los que están en la sala deben estar completamente inmersos en la interacción. Si no nos reunimos con mucha frecuencia en persona, esperaremos aún más de los momentos en que realmente nos reunimos.
Después de Covid, esperamos que las reuniones en persona sean más desafiantes que las reuniones virtuales. Esperamos que las reuniones en persona nos den una clara sensación de logro y optimicen el potencial de aprendizaje más alto tanto del individuo como del grupo, es decir, que sean parte de la experiencia FLOW.
Hace varias décadas, el profesor Seymour Papert del MIT acuñó el término DIVERSIÓN DIFÍCIL. Cuando algo es DIFÍCILMENTE DIVERTIDO, el hecho de que sea DIFÍCIL lo hace DIVERTIDO. Sabemos por nuestras propias experiencias que las cosas no son divertidas si son demasiado difíciles. Tampoco son divertidos cuando son demasiado fáciles.
Las cosas son más divertidas y más enriquecedoras para el aprendizaje cuando son lo suficientemente difíciles. La mayoría de las reuniones virtuales son solo DIFÍCILES y no muy DIVERTIDAS. Deberíamos exigir que las reuniones en persona sean MUY DIVERTIDAS.
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